Mucho he leído sobre el
asunto, con innumerables argumentos para prohibir y penalizar una práctica de
este tipo, pero no podía estar de expresarme.
Cuando veo los
telediarios iniciarse un año más con las imágenes del malogrado “Toro de la
Vega” en Tordesillas siento nuevamente la indignación ante lo que aún hay
quienes defienden como “cultura”. Y de hecho lo es: pero cultura del maltrato y
la violencia hacia los animales.
¿Cómo puede la identidad
de ningún grupo, pueblo o país admitir prácticas lesivas de este tipo?
¿Qué clase de sociedad pretendemos
haciendo de la violencia un divertimento que enseñar a nuestros hijos e hijas?
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