Pensábamos que la aprobación
del matrimonio entre personas del mismo sexo sería importante para el colectivo
de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales: y lo es.
Pensábamos que la visibilidad y reconocimiento
institucional era imprescindible para conseguir romper con la discriminación: Y
lo es.
Pero por encima de todo
debemos trabajar en algo que aún cuesta más: el reconocimiento de la ciudadanía:
el respeto a la diversidad y la rotura de estereotipos.
Porque en la base de los
comportamientos humanos hay algo más allá del componente individual, y eso lo
configura la socialización. Un proceso que no debemos olvidar que se da en una inamovible
estructura social que ha ocultado, atacado o simplemente ignorado durante
siglos a las personas que no encajaban en una preconcebida y estereotipada “normalidad”.
Por ello tenemos que ser
muy conscientes que luchar contra la homofóbia, lesbofóbia i transfóbia no significa
solo dar libertad a un colectivo de personas: Hablamos de acabar con las
opresiones que a todas y todos nos sumergen en un ámbito u otro. Hablamos de
dar dignidad hacia nuestras propias personas, por qué -sin ánimo de comparar
situaciones- ¿Quién no ha estado alguna vez sometido a un juicio de valor cuyo
resultado ya estaba más que dictaminado por esa rocambolesca maraña de
estereotipos?
¿Quién no ha sido alguna vez
emplazado a elegir un determinado camino solo por el hecho de dar cumplimiento
a un “modelo” de persona?
Esa misma estructura social que
hace que personas gays, lesbianas, bisexuales o transexuales sean oprimidos por
una determinada orientación sexual, es la que día a día somete a las mujeres
por el propio hecho de serlas, es la que día a día somete a la gente joven, a
la gente que ha emigrado de un país a otro, etc.
Pero afortunadamente en ese
marco se dejan entrever cada vez más atisbos de respeto y solidaridad, de apoyo
a la igualdad. Unos valores que no deben quedarse en un movimiento, en una
declaración de intenciones o en una Ley. Deben alzarse como valor básico de ciudadanía
Solo desde la implicación personal combinada
con el activismo político, y por lo tanto público, conseguiremos crear esa
visibilidad, ese respeto y ese apoyo a quienes siempre lo deberían haber tenido.
Hoy Dia Internacional contra la Lesbofobia, Homofobia y la Transfobia puede ser
un buen punto de partida para unirnos a esa lucha por la igualdad: impliquémonos,
es de justicia, es de dignidad.
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