Nos hemos levantado hoy con la triste noticia de una nueva mujer asesinada a manos de su pareja. Y ya van 59 en todo este año 2011. Una cifra preocupante, como también lo es la de cientos de mujeres que viven cada día el calvario de la violencia, una cifra que es muy difícil precisar, pero de la que estamos seguros que debemos reducirla a 0.
Días después del nombramiento de la nueva Ministra de Igualdad, Sanidad y Servicios Sociales, Ana Mato, nos encontramos con una nota de prensa del Ministerio en la que se califica el crimen como “violencia en el entorno familiar”. Algo que puede ser cierto en este caso, y en términos amplios, pero que deja de lado el fundamento y consecuencia de la violencia que reciben muchas mujeres por parte de sus parejas: La violencia de género o la violencia machista.
Y es que, sin dudar que el objetivo de la Ministra Mato sea acabar con la violencia que reciben las mujeres, hay que exigir que se utilicen los términos correctos, porque generalizar en estos temas nos lleva a invisibilizar.
No nos podemos permitir invisibilizar las situaciones de violencia de quienes son maltratadas por sus parejas cuando, por ejemplo, no conviven en el mismo hogar habitualmente, o incluso han llegado a separarse y viven alejados uno del otro. Y tantos casos como estos que no se identifican como “dentro del entorno familiar”.
Y si las palabras son importantes, al contrario de lo alegado por la Ministra Mato, también lo son las acciones de sensibilización para prevenir y los recursos para quienes sufren la violencia de género. No podemos luchar contra algo que ni siquiera identificamos correctamente, y mucho menos podemos hacerlo cerrando centros de atención y de acogida como ya ha propuesto/programado las comunidades de Cantabria o Castilla-La-Mancha, gobernadas por el Partido Popular.
Con 59 mujeres asesinadas y tantas otras dentro de una espiral de violencia no podemos permitirnos escatimar recursos ni aparcar esta lucha dentro de ámbitos más ambiguos.
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