jueves, 2 de noviembre de 2006

Breve reflexión sobre las tradiciones

Ayer estaba pensando sobre esto de las tradiciones en España, pero muy peculiarmente en Cataluña, por tres razones: elecciones al Parlament, la castañada y Halloween.

Y es que parece que en los últimos tiempos estamos adoptando aficiones de otros países como puede ser Estados Unidos hasta el punto de convertirlas en tradiciones.
Esto no tiene nada de malo, no me considero etnocéntrico, y en todo caso es síntoma de que vivimos en una sociedad plural y abierta a nuevas tendencias y formas.

La controversia llega cuando intentamos a analizar si debemos adquirir algunas costumbres, modas.

Desde un punto de vista muy conservador podríamos decir que él hecho de adoptar nuevas costumbres como puede ser Santa Claus, en navidad o Halloween celebrado ayer, sustituye a nuestras más antiguas tradiciones. ¿Pero no es esa realidad lo que nos define como pueblo? ¿Nos olvidamos que las culturas peninsulares son eco de otras muchas, que se han ido incorporando durante la historia?

Solo hace falta ver nuestro diccionario para observar que contamos con palabras provenientes de una inmensidad de culturas: griega, romana, árabe, germánica y un largo etcétera.
Solo hace falta ver cuantos utensilios y útiles tenemos que no han sido inventados, precisamente aquí.

En cualquier caso, si nos podemos replantear el hecho de por qué adoptamos hechos negativos o incluso perjudiciales como puede ser el ya un ejemplo mítico, que es la adopción del consumo de fast-food (o comida basura para los que no quieran neologismos) cuando contamos con una excelente tradición culinaria en toda la mediterránea, que estoy seguro que es mucho más sana que la ingesta de alimentos repletos de grasas, que han incidido determinantemente en aumentar el índice de obesidad infantil hasta alcanzar límites alarmantes.

Lo dicho anteriormente no implica que no merezcan protección todos aquellas tradiciones que nos identifican positivamente como cultura, y que son tan importantes como la lengua propia


No voy a entrar a debatir si Haloween ha de celebrarse o no, cada uno que juzgue como crea conveniente. Eso si, seguiré comiendo los tradicionales y siempre tan buenos panellets, castañas y boniatos, símbolo del otoño en Cataluña que, por cierto parece que este año haya sido substituido por un segundo verano, en cuanto a temperaturas.

1 comentario:

Saül Caballero dijo...

Y ya no solo el problema que para algunos supone adquirir nuevas tradiciones, por aquello de que se olvidan las crioyas (cosa que dudo)...

Sino que estos nuevos festejos, casualmente, vienen cargados de un consumismo atroz, propio de las culturas que lo exportan.

Si al fin y al cabo cada uno da de lo que tiene y sabe... ¿Por qué las civilizaciones iban a ser diferentes a sus habitante?